El Monumento a la Revolución es una obra arquitectónica y un mausoleo dedicado a la conmemoración de la Revolución mexicana. Es obra de Carlos Obregón Santacilia, quien tomó la estructura del Salón de los Pasos Perdidos del malogrado Palacio Legislativo de Émile Bénard para edificar el monumento, concluido en 1938. Actualmente es uno de los más reconocibles en la Ciudad de México, y forma parte de un conjunto integrado por el propio monumento, la Plaza de la República y el Museo Nacional de la Revolución.